El llanto que no cesa
A lo largo de las primeras semanas de vida, muchos bebés experimentan períodos de un intenso llanto incesante que, generalmente, preocupa, asusta e, incluso, llega a desesperar a los recientes padres.
Cuando esto sucede, los padres ponen en marcha todas las estrategias que tienen a su alcance para calmar el llanto del bebé: tomarlo en brazos, ofrecerle el pecho, acunarlo, cambiarlo el pañal, abrigarlo o desabrigarlo, pasearlo…
Sin embargo, ninguna de ellas parece ser eficaz en estos momentos. Parece como si el bebé no fuese capaz de dejar de llorar. De hecho, es esos momentos parece que jamás va a parar de llorar.
Seguramente, muchos de nosotros hemos acabado en el servicio de urgencias de un hospital creyendo que ese llanto era indicador de una grave enfermedad.
Primera
herramienta de comunicación
En estos momentos es esencial tomar conciencia o recordar algo importante: la primera habilidad comunicativa de que dispone el bebé es el llanto. Es decir, el llanto es la única herramienta que le permite al bebé expresarse desde que nace. Más adelante aparecerán otras habilidades comunicativas y expresivas, como son la sonrisa y el gorgeo pero, en un principio, sólo dispone del llanto.
De
este modo, el llanto del bebé debe entenderse como lo que es: un modo de
expresión, la herramienta básica que el bebé posee para comunicarse. Por tanto,
el llanto del bebé siempre debe ser atendido y el adulto ha de tratar de
interpretar qué está queriendo expresar su bebé en cada momento.
Un
código, a priori, desconocido
Estos períodos de llanto inconsolable del bebé suelen producirse durante los dos o tres primeros meses de vida del bebé. En estos primeros meses, los padres están comenzando a conocer a su hijo y a adaptarse a la vida con él. Asimismo, el bebé está adaptándose a la vida extrauterina.
Esto
incide en que los padres, muchas veces, no sepan interpretar adecuadamente el
llanto del bebé. Después de comprobar que no necesitan ser aseados, alimentados
o aclimatados, muchos padres no son capaces de descubrir qué está expresando el
bebé con su llanto.
Esta
incapacidad de descubrir qué necesita el bebé genera un gran malestar en los
padres que, al no saber qué está queriendo expresar su bebé, se ven
imposibilitados a calmar su llanto, pues no saben qué necesidad necesita ser
satisfecha.
Así,
parece ser que coinciden dos hechos importantes durante estos primeros meses de
vida: los padres todavía no conocen suficientemente bien a su bebé como para
interpretar o anticiparse a sus necesidades y el bebé sólo posee el llanto como
habilidad comunicativa.
A
medida que pase el tiempo, los padres irán experimentando y conociendo mejor a
su bebé, lo cual les permitirá interpretar y responder de manera adecuada a sus
necesidades, así como el bebé irá desarrollando habilidades de expresión más
sofisticadas que le permitan comunicarse de una manera más elaborada.
Baja
tolerancia a lo inexplicable
Cuando
nuestro bebé llora incesante y no encontramos una explicación a lo que le pasa,
muchos adultos experimentamos un intenso malestar emocional generado por la
angustia que nos provoca el desconocer la causa del acontecimiento.
En
la cultura occidental, generalmente, nos basamos en el conocimiento empírico
basado en pruebas observables, comprobaciones, mediciones análisis científicos y
relaciones causa-efecto como estrategias básicas de interpretar y conocer
nuestra realidad.
Así,
cuando no somos capaces de descubrir la causa de un hecho o explicarlo desde
una base empírica, nos sentimos inseguros, frustrados o temerosos, pues no poseemos
apenas estrategias de afrontamiento de la incertidumbre ni herramientas más
intuitivas de interpretación de la realidad.
Por
ello, cuando nuestro bebé llora y no logramos descubrir por qué lo hace, muchas
veces surge la desesperación. El adulto se siente inseguro, angustiado,
atemorizado o frustrado ante un hecho para el que no encuentra una explicación
empírica.
El
no poder interpretar ese llanto de manera empírica hace que el adulto se sienta
indefenso, incapaz de elaborar la información a un nivel más intuitivo. Esto
puede provocarle emociones negativas, como ira, o un bloqueo que le impida
seguir buscando alternativas de consuelo a su bebé.
Algunas
pistas: en busca de la respuesta
Existen
algunos postulados que tratan de ofrecer una explicación al llanto intenso del
bebé durante los primeros meses de vida.
Según
Laura Gutman, el llanto del bebé es reflejo del dolor emocional de su madre. El
bebé siente a través de su madre y experimenta las emociones de ésta. Por ello,
según esta autora, cuando un bebé llora, está expresando el malestar emocional
de su madre.
Otros
autores sugieren que el llanto intenso e inconsolable de los bebés durante los
dos o tres primeros meses de vida es producto de la necesidad de los bebés de
liberar el estrés experimentado en el nacimiento.
Además,
es evidente que el bebé está adaptándose a la vida extrauterina y que esto es
un acontecimiento estresante. El bebé necesita liberar ese estrés y el llanto
es la única estrategia que posee de momento.
El
llanto acompañado
Con
todo lo anteriormente expuesto, es evidente que cuando el bebé llora y no somos
capaces de aliviarlo, una vez puestas en práctica todas las estrategias que
disponemos (ponerlo al pecho, tomarlo en brazos, mecerlo, cambiarle el pañal,
reducir la estimulación, etc.) y nos hemos asegurado de que no está enfermo,
debemos asumir que nuestro bebé necesita llorar para expresarse o liberar
tensión, aceptando que no somos capaces de definir empíricamente sus
necesidades.
Puesto
que no encontramos, además, la manera de aliviar su llanto y nos sentimos
desprovistos de estrategias alternativas, es importante que seamos conscientes
de la importancia de nuestra función en este momento y evitemos el bloqueo que
nos conduciría a la falta de respuesta al llanto del bebé.
Se
trata de transmitir al bebé que no está solo, que estamos con él, que está
protegido, querido y cuidado, aunque no podamos calmar su llanto. Se trata de acompañar el llanto del bebé.
El
llanto del bebé se acompaña sosteniéndolo en nuestros brazos, hablándole con
voz tranquila, cantándolo, paseándolo en nuestros brazos, meciéndolo… Es decir,
se trata de permanecer junto al bebé y transmitirle afecto y protección.
Permitir las emociones
negativas
Tal
vez ésta sea una de las primeras situaciones en las que nuestro hijo expresa
malestar emocional. Nuestra primera respuesta es tratar de reducir o eliminar
el malestar de nuestro hijo, lógicamente. La empatía con el niño y el instinto
de protección a la cría nos lleva a intentar evitarle malestar y sufrimiento.
Obviamente,
es positivo que los padres traten de evitar todo sufrimiento a sus hijos. Sin
embargo, esto no es siempre posible. Habrá situaciones en las que el malestar
de los hijos sea inevitable.
En
estas situaciones, los padres deben permitir la expresión del malestar de sus
hijos sin negarla. Esto no significa que deban dejar que sus hijos lloren sin
tratar de consolarlos. Por el contrario, se trata de estar junto a sus hijos
mientras estos experimentan la emoción negativa, ofrecerles consuelo,
acompañarlos emocionalmente pero no intentar que el bebé reprima su emoción.
Con
esto, lo que deseo transmitir es que es muy positivo que los padres acepten el
llanto de su bebé, traten de aliviarlo pero, si no lo consiguen, deben permanecer
tranquilos junto a su bebé, comprendiendo su malestar y su necesidad de
expresarlo, acompañándolo y transmitiéndole seguridad, afecto y protección.